Expulsión de Adán y Eva del Paraíso

Este dibujo del Cuaderno italiano es el tercero de una subserie de seis escenas bíblicas (en origen siete) del Génesis resueltas a la sanguina y probablemente ideadas por Goya como dibujos preparatorios de una serie de estampas no realizada. En concreto, representa la Expulsión de Adán y Eva del Paraíso, escena dibujada a la sanguina como el resto de las de la subserie, aunque aquí, excepcionalmente, las dos figuras principales están repasadas a pluma. Adán, en primer término, se cubre el rostro con las manos avergonzado y apesadumbrado, mientras que Eva, en segundo plano y más adelantada, se tapa el pecho con la mano izquierda y el pubis con la derecha, mientras se vuelve hacia la figura del ángel en levitación que los está expulsando con gesto airado, y empuñando una espada, del Paraíso, que prendido en llamas queda simbolizado por la refulgente puerta abierta que dejan atrás.

Manuela B. Mena puso en relación esta imagen con un lienzo titulado El pecado original del pintor clasicista italiano Marco Benefial (1648-1764) conservado actualmente en el Palazzo Barberini de Roma y con el propio dibujo preparatorio del mismo, custodiado en el Kupferstichkabinett de Berlín, ambos fechados hacia 1750. También podría relacionarse con obras romanas de la misma temática de grandes maestros como Rafael (Logias Vaticanas) o Miguel Ángel (Capilla Sixtina) que Goya vio sin duda, pero sobre todo con la pintura al fresco de idéntica temática realizada por el célebre pintor cuatrocentista Masaccio (1401-1428) en la capilla Brancacci de la Iglesia del Carmine de Florencia, con la que guarda un asombroso parecido que solo parece explicable por una contemplación directa de la misma. No es seguro que Goya viera in situ esta pintura, pues en el listado de las ciudades que visitó en su ruta por Italia (página 39 del Cuaderno italiano) no figura Florencia, aunque se cree probable que llegara a visitar la ciudad, foco fundamental de las artes en el país transalpino, entre el otoño de 1770 y enero de 1771, contemplando el magnífico conjunto pictórico mural de la capilla Brancacci, que entonces restauraba el insigne pintor bohemio Anton Raphael Mengs (1728-1779), tan admirado por el aragonés. Un dato aparentemente secundario que parece confirmar esta relación es que en el dibujo goyesco Adán y Eva portan sendos entramados de hojas de vid tapando su sexo, unos elementos que estaban presentes también en la pintura de Masaccio en el tercer cuarto del siglo XVIII pero que en realidad eran sendos añadidos tardíos que se acabaron suprimiendo en época posterior.

Juliet Wilson-Bareau asoció en 1993 la actitud del Adán goyesco con la figura de Jesús representada por el propio pintor aragonés en su lienzo Bautismo de Cristo (ca. 1771-1775), hoy en la colección de los Condes de Orgaz.

Como dato anecdótico, es preciso indicar que la huella o impronta del presente dibujo puede apreciarse en espejo, de forma bastante nítida, en la página colindante sin dibujar del Cuaderno italiano, a la que sin duda se transfirió por contacto.