Están calientes

En un oscuro ambiente en el que podemos distinguir un arco al fondo, advertimos la presencia de cuatro personajes vestidos con túnicas que señalan su pertenencia a un ámbito religioso. Tres de ellos están sentados ante una mesa, dos dispuestos frontalmente y el tercero de perfil. En el fondo distinguimos al cuarto, que lleva en sus manos una bandeja. Los rostros de todos ellos son caricaturescos, casi deformes, las bocas enormes y, en algún caso, abiertas. La luz ilumina al personaje que está sentado de perfil a la izquierda, su rostro cadavérico e inquietante, la mano que lleva a la boca una cuchara y el plato que se encuentra sobre la mesa.

El manuscrito de Ayala explica este grabado diciendo "los frailes estúpidos se atracan, alla a sus horas, en los refectorios, riéndose, y se ríen del mundo; ¡qué han de hacer sino estar calientes!". En el manuscrito del Museo Nacional del Prado se apunta que "tal prisa tienen de engullir que se las tragan hirviendo. Hasta en el uso de los placeres son necesarias la templanza y la moderación". Por último, en el manuscrito de la Biblioteca Nacional se comenta sobre este grabado que "los frailes estúpidos se atracan bien en sus refectorios, y se ríen del mundo; ¡qué han de hacer después si no estar calientes".

No hay duda de que Goya hace una crítica despiadada del clero que, en ocasiones, más allá de sus votos y de su promesa de conducir una vida austera y sencilla, cede a los placeres terrenales. Incluso se podría extender el hambre de estos frailes al apetito sexual, de tal manera que el título del grabado adquiere un doble sentido. Esta hipótesis se hace más plausible si miramos con atención el dibujo del Álbum de Madrid o Álbum B, Caricatura alegre, en el que uno de los frailes tiene una nariz desmesuradamente grande de forma fálica; su tamaño es tal que la debe sujetar con una pequeña muleta.